martes, 18 de enero de 2022

Ana la de Avonlea

Seguramente conoces a Anne Shirley, la de Tejados Verdes, una pelirroja con una imaginación desbordante y una lengua muy larga.
Esta niña, que durante decadas viene enamorando a todo aquel que la conoce, ha sido la mejor creación de L. M. Montgomery, escritora canadiense.
Como ya hay cientos de reseñas de ANA LA DE TEJADOS VERDES, y seguramente ya has leido el libro, hoy quiero comenzar con la reseña de la segunda parte de esta historia: ANA LA DE AVONLEA.
 
 
Anne Shirley ha pospuesto la obtención de su licenciatura para quedarse en casa y ayudar a su tutora, Marilla, a administrar su casa en Tejados Verdes.

Mientras Anne se prepara para asumir los desafíos de enseñar en la escuela primaria, se preocupa por lograr sus ideales de sacar lo mejor de cada uno de sus estudiantes.
A pesar de un comienzo dificil, Anne aprende a disfrutar la rutina de la enseñanza, aunque un estudiante desdeñoso, sigue siendo una espina clavada en su costado. 
 
A lo largo de la novela, se describe a Anne como aventurera y propensa a los accidentes. Se hace amiga de gente peculiar, descubre maravillas naturales y, de vez en cuando, se queda atrapada en el techo del cobertizo de los patos. A pesar de todo, mantiene un optimismo impenetrable de que por muy mal que parezcan las cosas, mañana es un nuevo día, sin marcar como una pizarra limpia. Tiene altos ideales sobre algo más que métodos de enseñanza, pero la vida la obliga constantemente a ajustar esos ideales frente a una realidad imperfecta.

Casi como una sorpresa de la vida Anne la oportunidad de ir a la universidad. A pesar de su satisfacción con la enseñanza, Anne está lista para perseguir sus mayores ambiciones. Se da cuenta de que la edad adulta la está invadiendo y reconoce que la vida adulta puede ser menos glamorosa de lo que espera, sin embargo sabe que es hora de dar un paso firme hacia la edad adulta.
Una lectura deliciosa que te recomiendo totalmente, te dejo el enlace para que puedas comenzar a leerla ya mismo!